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La escultura romana

De Wikillerato

En el arte romano las imágenes proviene del arte etrusco y sobre todo del griego. Este último despertará tal admiración que se realizarán muchas copias de escultura griega. Esto ayuda a formar el eclecticismo del arte romano e influye en la evolución de sus esculturas. Igualmente, es un arte al servicio del gobierno y de ahí la creación del relieve histórico destinado a ensalzar la historia romana.

El retrato

Es la mejor crónica vital del ser humano. Los orígenes se remontan a época republicana y como antecedentes tenemos: la tradición funeraria de las imagines maiorum o esfigies de los antepasados y el retrato fisionómico del período helenístico. Así, se embellecen los rostros sin evitar sus caracteres particulares y los detalles realistas muestran la propia voluntad moral de los que dirigen las empresas romanas. Hay que distinguir dos tendencias ya visibles en los retratos republicanos: desde el patetismo funerario hasta los más vivos y expresivos de los personajes políticos. Con Augusto las clases más altas prefieren las tendencias clasicistas. En primer lugar hay que señalar que los vaciados en bronce y copias en mármol de las mascarillas funerarias fueron muy populares durante la República ya que las imágenes de los antepasados eran exhibidas en los funerales. Así, equipos de escultores griegos familizarizados con el retrato fisonómico helenístico se ponen al servicio de la clientela romana, surgiendo así de los talleres semblantes tersos y rostros severos, desdentados, surcados de arrugas y accidentados que denotan las huellas del tiempo. Esto se ve en la Estatua Barberini. En tiempos de Augusto vemos cómo las facciones del príncipe se idealizan, su imagen salta del espacio privado al público y se convierte en instrumento de propaganda oficial. Son estatuas-retrato en las que emperador aparece como jefe militar, sumo sacerdote, ciudadano togado o héroe mitológico.

Conforme se avanza en el tiempo se harán estatuas en serie a las que sólo se le cambiarán las cabezas de forma que se gana tiempo y ahorra dinero. Al aproximarse el siglo I de la era cristiana, el naturalismo republicano sólo permanece ya entre la burguesía media de libertos. La alta sociedad imita a Augusto cuya galería de retratos simboliza el cambio de gusto. Entre sus retratos tenemos que hablar del Prima Porta, vestido con traje militar de gala y arengando a las tropas, que supone una adaptación del Doríforo policlético, el Pontifex Maxumus, cargo que ostentaba, porta la pátera del oficiante y aparece velado. A pesar de su edad s ele representa con rasgos juveniles, respondiendo al prototipo de belleza ideal.

Posteriormente, el retrato oficial recupera realismo para mostrar los rostros de unos emperadores más humanos y descuidadamente plebeyos (Tito). Así, la dinastía Julio-Claudia mantuvo la idealización (14-68) pero alternando con una fase naturalista en la época Flavios (69-96) y de Trajano (98-117), para recuperar el convencionalismo clasicista y la corrección académica con Adriano (117-138), los Antoninos (138-192) y los Severos (192-235).

También hay novedades en el atuendo, la moda en el peinado femenino, uso de l abarba en los hombres, claroscuro entre la tersura de la piel y la cabellera crespada o la incisión de la pupila y el iris sustituyendo al globo ocular liso.

Finalmente, otra novedad será la largura del retrato. Así, se pasa de retratos de medio cuerpo, en los que el busto va creciendo. Con los Julio-Claudia hasta las clavículas, con los Flavios hasta los hombros, con Adriano hasta los pectorales y con Antoninos y Severos el tórax completo. De los múltiples retratos ecuestres realizados, hay que señalar el del emperador Marco Aurelio fundido en bronce y que se encuentra en el Capitolio, que inspirará las del esculturas de los condotieros renacentistas.

El relieve conmemorativo

Roma celebraba las victorias de los emperadores con altares, columnas y arcos del triunfo decorados con relieves que cuentan narraciones históricas con afán propagandístico. El Altar más célebre fue el Ara Pacis de Augusto ene l S.I a.C., dedicado a la diosa de la Paz y la pacificación de Augusto. Hay dos puertas: la anterior con escala para el oficiante y la posterior para las víctimas. Su importancia está en los relieves que decoran las paredes. Dentro un friso con bucráneos y guirnaldas y fuera, un zócalo con roleos de acanto, cuatro alegorías flanqueando las entradas y dos frisos con procesión cívica que acude al sacrifico anual. En la vanguardia desfila Augusto, seguido de su familia, amigos y colaboradores; luego, todo el aparato civil y religioso del Estado rítmicamente. Reflejando las pretensiones dinásticas de Augusto, muestra enormes influencias del friso griego de las Panateneas.


Los arcos: La forma habitual de recibir al César y a las legiones fue levantar un arco a al entrada del foro, bajo el que pasaban los héroes de la romanización camino del Senado, mientras el pueblo les vitoreaba. Son arcos del triunfo a destacar los de Tito, Constantino y Septimio Severo, por sus magníficos relieves históricos que cuentan hazañas de la persona a la que va dedicado y coronados por una cuádriga dorada.

Arco de Tito: para conmemorar su victoria en Jerusalén. Las escenas corresponden al saqueo del templo, en una se ve la toma del candelabro judío de los 7 brazos. Por medio de estandartes en distintos espacios y soldados se consiguen varias profundidades. Vemos la pérdida de la serenidad en un agitado movimiento y el claroscuro. La temática de las escenas están relacionada con el aplastamiento de la revuelta palestina en Judea: Roma conduciendo la cuádriga del emperador, mientras la Victoria lo corona de laurel y el desfile de las tropas que llevan los despojos del Templo de Jerusalén.

Arco de Constantino (S. IV). En su decoración aprovecha relieves de otros monumentos. Presenta originalmente figuras rígidas, casi iguales de la misma altura, en una composición jerárquica y simétrica en torno a la gigantesca escultura central. Celebra su victoria sobre Majencio en el Puente Silvio y los diez años triunfales de su reinado.. Arco de Septimio Severo: Se acerca de nuevo al arte oriental en su sistema de proporciones y el acortamiento de su organización de escenas sueltas, cuatro grandes paneles relatan las campañas en Mesopotamia.

Las columnas honoríficas: Son conmemorativas. Están totalmente decoradas con narraciones de batallas en espiral.

Columna de Trajano: diseñada por Apolodoro de Damasco, narra las campañas de Trajano contra los dacios. Es un símbolo de la estabilidad y grandeza del imperio. El relieve es muy plano pero con distintas gradaciones, se nos da una sensación pictórica de profundidad marcada por los edificios, árboles,… Columna de Marco Aurelio: con cruel realismo la historia narrada parece no depender del hombre, sino de fuerzas que le trascienden en un expresionismo que representa el sentido de lo sobrenatural (relacionar con la moral baja causada por la crisis).

   
 
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