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San Agustín

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'''San Agustín. (354 – 430) .'''
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'''1. Biografía y época'''
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Es el filósofo más importante de toda la filosofía patrística, y uno de los mayores de todo el pensamiento cristiano universal, su influencia llega hasta la filosofía existencialista contemporánea en autores como Sören Kierkegaard, Karl Jaspers o Hanna Arend.
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San Agustín ( IV d.C. – V d.C. ), pensador platónico con gran habilidad para la argumentación, fue maniqueísta: su obra estuvo marcada por una concepción de la historia de la humanidad como escenario de la lucha entre el bien y el mal.
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Además es el primer filósofo cristiano en el que aparece un sistema completo de filosofía en cuanto a la física, metafísica, teoría del conocimiento, ética y política. La filosofía es en Agustín la búsqueda de la verdad misma, y no sólo un instrumento de apología o catequesis.
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Dada la connotación religiosa de su obra, cabe destacar que a lo largo de la historia las relaciones entre cristianismo y filosofía han sido de choque, por 4 razones:
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Su producción filosófica, no puede separarse de su vida, como sucederá con otros pensadores como Rousseau o Marx.
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Límites del conocimiento humano: Mientras el cristianismo parte de la existencia de un Dios cuya verdad escrita en el libro sagrado debe ser aceptada, los griegos (excepto Platón) no creen que la verdad absoluta pueda ser alcanzada por el conocimiento humano.
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En su obra autobiográfica ''Las Confesiones,'' afirma que nació en el norte de África en la ciudad de Tagaste, su padre Patricio era pagano y su madre Mónica, cristiana. Fue educado con esmero y pasó a Italia viviendo en Roma y Milán donde llevó una vida placentera. Él nos cuenta dos conversiones en su vida, una a la filosofía leyendo el Hortensius de Cicerón. En el campo de la filosofía, San Agustín primero se hizo académico. Los Académicos, descendientes de la Academia de Platón, se habían hecho escépticos, es decir negaban la posibilidad de conocer la verdad, ya que siempre nos equivocamos o nos asaltan las dudas. Después San Agustín aceptó el maniqueísmo, doctrina filosófica importante en el Imperio Romano, fundada por Manes y derivada de la antigua religión persa, el mazdeísmo, que afirmaba la existencia de dos divinidades una del bien (''Ormuz'') y otra del mal (''Arimán''), ambas divinidades habían tomado como campo de batalla el alma humana.
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Monoteísmo: Los cristianos apuestan por la existencia de un solo Dios.
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Su segunda conversión, es al cristianismo escuchando el sermón de San Ambrosio y leyendo las epístolas de San Pablo. La verdad que buscaba afanosamente en la filosofía, se le manifiesta en el Dios cristiano, así se debe entender su famosa frase: ''“Noli foras ire, in interiore homini habitat Veritas''” (No busques fuera, en el interior del hombre habita la Verdad).
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Creacionismo: Los griegos no aceptan que Dios pueda crear todo desde la nada.
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En el año 395 es nombrado obispo de Hipona; a su muerte en 430, las oleadas de los vándalos destruyen esta ciudad.
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Dios omnipotente: El pensamiento griego era de un universo ordenado (cosmos), por lo que no aceptaban que hubiera un Dios omnipotente, pues esto implicaría que el universo funcionaría según sus caprichos (milagros).
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Por esto mismo, los pensamientos sobre la cercanía o lejanía de la razón y la fe van a sufrir una evolución que las considerará totalmente separadas en la época de los apologistas (fe y razón hablan de cosas distintas), irán juntándose en la Escuela de Alejandría (la filosofía puede ser utilizada para la defensa de la fe) hasta la época de San Agustín, y volverán a ir separándose primero con Tomás de Aquino (la razón es limitada), con Juan Duns Scotto más tarde (mediante la filosofía sólo se puede demostrar la existencia de Dios, pues el resto de verdades son superiores), y hasta la separación absoluta en el tiempo de Ockham (tienen objetivos distintos: la razón conocer, y la fe la salvación).
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En sus obras filosóficas tiene influencia de Platón y de los estoicos, aunque su estilo es personal e inicia una nueva etapa y un nuevo método en la filosofía: el camino de la introspección, o la ''via modernnorum''. El punto de partida de la filosofía ya no es la cosmología u ontología, sino la antropología, el ser humano, la existencia humana, el Dasein de la filosofía contemporánea: “Deum et anima scire cupio, nihile plus, nihile omnino”, (“Deseo ardientemente conocer a Dios y al alma, nada más, nada todo, es decir en esto consiste toda la verdad”). La filosofía se vuelve introspección o meditación.
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San Agustín, en el punto intermedio, opinaba que no hay conflicto entre la vía racional y la de la fe, ya que solo existe una verdad única, y lo que hay son dos vías distintas para alcanzarla: razón y fe.
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En los'' Soliloquios y Contra Académicos'', San Agustín realiza una refutación del escepticismo, esbozando una primera demostración de la existencia de Dios conocida con el nombre de argumento noológico o de las verdades.
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'''2. Pensamiento'''
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La refutación del escepticismo parte de una demostración indirecta ad absurdum, que posteriormente continuará Descartes en su famoso cogito.
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Los escépticos afirman la limitación e imposibilidad humana para conocer la verdad, “''enim fallor, enim sum''”, “si me equivoco, si dudo, entonces existo”, y mi existencia relativa es una verdad de la que ya no puedo dudar. De la aceptación de mi existencia, - verdad relativa a mi ser limitado y contingente -, se deduce la aceptación de una Verdad absoluta, ilimitada y necesaria que es la Verdad divina, fundamento de todas las verdades. De este modo, tras la refutación del escepticismo, Agustín afirma la Verdad absoluta y necesaria de Dios, como fundamento de todas las verdades particulares y relativas, de forma semejante al concepto platónico de participación.
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El hecho de que mi existencia sea relativa y contingente, se deriva de que podría no haber nacido nunca, y de la certeza de la muerte.
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En el resto de sus obras,'' Sobre la inmortalidad del alma, Sobre el alma y su origen, Sobre el libre albedrío, Sobre la Trinidad'' y, la más importante, ''la Ciudad de Dios,'' Agustín trata de explicar la física, teoría del conocimiento, la ética y la política.
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''2.1. ANTROPOLOGÍA''
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La Naturaleza, objeto de la física explica a los seres materiales compuestos al modo aristotélico de materia y forma; además Agustín acepta la teoría de origen estoico de las razones seminales (logoi spermatikoi); Dios ha puesto estas semillas en la materia que dan origen a los seres naturales, todos los seres naturales están creados en acto o en potencia, es decir van evolucionando unos de otros. Los seres naturales han aparecido unos detrás de otros, San Agustín es evolucionista cristiano, pues acepta la creación divina.
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El problema que se le plantea es el origen del alma humana y del mal en el mundo. En el tema del origen del alma, San Agustín ofreció dos teorías:
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Muy influido por Platón, San Agustín es también dualista. Considera al alma superior pero sin despreciar al cuerpo, también necesario. Los acontecimientos del exterior afectan al cuerpo, pero el alma no se ve afectada: simplemente percibe la afección del cuerpo, y como está presente por todo él, crea una representación. Mientras el cuerpo cambia en el tiempo y en el espacio, el alma sólo cambia en el tiempo, partiendo de una cierta ignorancia y obteniendo conocimiento poco a poco. Además, tiene 3 facultades: voluntad, memoria y entendimiento.
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• El generacionismo o traducionismo, el alma como el cuerpo se hereda o genera de los padres, traducere en latín significa transmitir; esta teoría aparecía ya en Tertuliano.
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San Agustín también comulga con el Traduccionismo: Como heredamos las almas de nuestros antepasados, juntadas por Dios, también heredamos los fallos cometidos. Como consecuencia, todos hemos heredado el fallo que cometió Adán al pecar. Adán fue el único hombre que tuvo un alma pura, ya que el ser humano era bueno por naturaleza, pero éste la corrompió. Mediante el bautismo tratamos de limpiarla.
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• El creacionismo, el alma es creada por Dios en el momento del nacimiento de cada niño.
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''2.2. CONOCIMIENTO''
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No se puede afirmar a ciencia cierta cual de estas dos teorías fue la definitiva en San Agustín.
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Al igual que hizo Platón, lo divide en 2 tipos: sensible e intelectual.
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En cuanto al tema del mal en el mundo, su posición no deja lugar a dudas, el mal sólo se debe al mal uso de la libertad humana, no es culpa de Dios, sino producto de la limitación humana. El ser humano es el sujeto de la Historia y de la sociedad. Cuando utiliza bien su libertad, es decir acepta su responsabilidad, personal, social e histórica, se perfecciona, se acerca a la virtud y a la felicidad; cuando se deja llevar de sus bajas pasiones, tendencia derivada del pecado original, cae en la infelicidad, estos temas éticos y políticos, quedan perfectamente diseñadas en su obra cumbre, La Ciudad de Dios; en ella San Agustín no sólo construye una nueva Utopía o sociedad ideal perfecta, sino que esboza la primera Filosofía de la Historia, que tiene como sujeto responsable de la misma al ser humano.
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La palabra ciudad se expresaba en latín de dos formas: urbs, y civitas, la primera significa el conjunto de edificios y el trazado de las calles, da en español la palabra urbano, urbanismo, urbanización; la segunda significa el conjunto de habitantes que viven en ella. Cuando San Agustín habla de civitas, se refiere a los seres humanos.
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El conocimiento sensible es el conocimiento del cuerpo. Son conocimientos mutables, cambiantes, no fiables.
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El conocimiento intelectual es el del alma. Son conocimientos superiores, verdades eternas, infinitas e inmutables, como las de la fe y las matemáticas. No provienen de nosotros, ya que somos inferiores a ellas, y para comprenderlas tenemos que creer que hay alguien superior que las ha puesto en nosotros: Dios.
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La sociedad y la historia son connaturales al ser humano, y producto de su libertad. La sociedad debe edificarse sobre las virtudes tradicionales, siendo la justicia la más importante. A estas virtudes cardinales deben unirse las teologales, siendo el amor o la caridad la más importante. Cuando los hombres trabajan estas virtudes, construyen la ''Civitas Dei'', o Ciudad de Dios, cuyo bien común radica en la paz; cuando se dejan llevar del egoísmo o de las bajas pasiones como la adquisición desordenada de riquezas, inician períodos de corrupción, ruina y decadencia, construyen la ciudad terrenal, de la que se podrá salir de nuevo con el cultivo de las virtudes cristianas. La lucha entre las dos ciudades seguirá hasta el fin de los tiempos.
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''2.3. DIOS''
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Para demostrar la existencia de Dios, San Agustín argumenta 3 razones:
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Orden de la creación: El orden que percibimos en la vida tiene que haber sido establecido por alguien.
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La mayoría: Si durante tanto tiempo ha habido tantas civilizaciones que han creído en Dioses, no puede ser que todo el mundo esté equivocado. [Falacia].
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Argumento de la causalidad: Las verdades infinitas, eternas, necesarias e inmutables que atribuye al conocimiento intelectual necesariamente han tenido que ser creadas por un ser superior, infinito, eterno e inmutable, ya que no se correspondería la relación causa-efecto si seres tan inferiores, contingentes y mutables como nosotros hubiéramos creado semejantes verdades.
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Otro autor posterior, San Anselmo, utilizará el argumento del insensato mediante la reducción al absurdo: La esencia de Dios implica su existencia, ya que el concepto “Dios” implica perfección, y entre las características de la perfección se encuentra la existencia: es más perfecto existir en el entendimiento y en la realidad que sólo en el entendimiento. Decir “Dios no existe” lleva al absurdo porque implica un Dios únicamente imaginado, un Dios imperfecto.
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También Tomás de Aquino tratará de demostrarlo formulando 5 argumentos referidos a que [1] tuvo que haber un primer motor que iniciara el movimiento, a que [2] tuvo que haber una primera causa eficiente que haya provocado todo, a que [3] debió haber un tiempo en el que no había nada y en el que un ser necesario creó todo, a que [4] tiene que haber un ente sumamente perfecto al que aspiren el resto de perfecciones que conocemos, y a que [5] debe haber un ente inteligente que dirija y ordene la naturaleza.
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Sin embargo, para poder aceptar todos estos argumentos, hay que aceptar también uno básico: que todo parte de un único principio: el UNO. Existen 2 teorías, entre las que San Agustín apoya la creacionista:
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Emananismo: Del UNO emanan todas las cosas. No hay creación como tal, sino un creador expandido: Dios es por lo tanto el Universo. Como consecuencia, las leyes del mundo son las leyes que Dios se creó para sí mismo, y por lo tanto, no las puede modificar, pues se estaría contradiciendo.
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Creacionismo: El UNO crea las cosas. Hay una separación radical entre creador y creación. Dios creó el Universo ordenado (cosmos) como él quiso, por lo que no rigen las mismas leyes en ambos. Así, Dios es capaz de modificar el mundo.
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''2.4. MORAL''
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Sobre la moral, trata 3 temas fundamentales: la felicidad, la libertad, y el mal.
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En cuanto a la felicidad, en aquella época la mayoría de los pensadores coinciden en que el objetivo del hombre es ser feliz, pero disienten en el camino a seguir para conseguir esa felicidad.
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San Agustín, en su obra “De la vida feliz”, expone que aceptando que es feliz quien posee todos los bienes que desea, aceptamos también que no solo importa poseer esos bienes, sino además poseerlos eternamente. Por lo tanto, necesitamos bienes eternos y permanentes para ser felices. Como Dios es lo único eterno, inmutable, permanente, e infinito, debemos poseerle (buscarle durante la vida) para ser felices.
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Otras corrientes, en cambio, optaban por otras vías para alcanzar la felicidad: Mientras Aristóteles decía que el camino es la obtención de conocimiento, los Estoicos pensaban que el hombre feliz es el hombre virtuoso. Los Epicúreos, en cambio, optaban por la dosificación de los placeres (físicos y espirituales).
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En cuanto a la libertad, San Agustín dice que a lo largo de la historia, Dios le ha concedido al ser humano 2 dones:
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El libre albedrío: Al contrario que al resto de los animales, que tienen una función determinada, al principio de los tiempos Dios le concedió al ser humano una voluntad indeterminada que le permitió elegir entre 2 caminos: el bien (lo que quiere Dios) o el mal (un querer propio). El primer hombre que pudo elegir fue Adán, y escogió el mal. Por lo tanto, siguiendo la tesis traduccionista, sabemos que su alma la hemos heredado todos, por lo que estamos condenados a no poder “no pecar”: tenemos una voluntad mutilada.
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La libertad: es el segundo don que Dios concede a algunos hombres tras haber desaprovechado el primero. Éste les permite 'no pecar'. Los hombres dotados son influenciados por Dios para que escojan el Bien, a pesar de que ellos piensen que es su propia voluntad la que les permite elegir.
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En cuanto al tema del mal, San Agustín distingue 2 tipos:
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Mal Físico: Es el causado por factores naturales. Se debe a que el material con el que está hecha la Tierra es imperfecto.
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Mal Moral: Es el causado por las decisiones de los hombres. Se debe a que los hombres abusan del don del libre albedrío, y eligen mal.
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'''2.5. FILOSOFÍA DE LA HISTORIA'''
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Este tema lo trata en su obra “La ciudad de Dios”. En contra de lo que parecía en aquella época, dice que la lucha histórica no es entre el Imperio Romano y los vándalos, sino entre “La ciudad de Dios” y “La ciudad Terrena”:
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La ciudad de Dios: Son quienes aman a Dios por encima de todo. Sufren durante esta vida y obtienen su recompensa (la vida eterna) en la próxima.
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La ciudad Terrena: Son quienes imponen sus intereses personales por encima de Dios. Son premiados durante esta vida y castigados en la próxima (sin la vida eterna).
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Es decir, que dado su pasado maniqueísta, caracteriza la historia como un drama (buenos y malos); pero además introduce la idea de esperanza, ya que desea que al final de los tiempos gane “La ciudad de Dios”. Sin embargo, el peligro que se corría en la época era confundir las equivalencias [Ciudad de Dios = Iglesia] y [Ciudad Terrena = Estado], lo que implicaría un triunfo final de la Iglesia sobre el Estado. Sin embargo, San Agustín alega que en ambos estamentos (Iglesia y Estado) hay gente del lado contrario, por lo que no se puede hacer esta comparación.
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''2.6. POLÍTICA''
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No cree que ningún sistema (oligarquía, democracia... etc) sea mejor que otro. Dice que lo verdaderamente importante es que el Estado consiga la paz entre los súbditos (ciudadanos) como tarea prioritaria, y que distribuya equitativamente los bienes (a cada cual lo que le corresponde en función de su importancia) como tarea secundaria. Lo que diferencia a las dos ciudades a la hora de querer esa paz, es que los Estados de “La ciudad de Dios” la buscan como un medio para un fin superior (la salvación), mientras que los de “La Ciudad Terrena” la buscan como un fin en sí mismo (pervivencia de sus bienes y su integridad).

Revisión de 08:57 19 dic 2012

1. Biografía y época

San Agustín ( IV d.C. – V d.C. ), pensador platónico con gran habilidad para la argumentación, fue maniqueísta: su obra estuvo marcada por una concepción de la historia de la humanidad como escenario de la lucha entre el bien y el mal.

Dada la connotación religiosa de su obra, cabe destacar que a lo largo de la historia las relaciones entre cristianismo y filosofía han sido de choque, por 4 razones:

Límites del conocimiento humano: Mientras el cristianismo parte de la existencia de un Dios cuya verdad escrita en el libro sagrado debe ser aceptada, los griegos (excepto Platón) no creen que la verdad absoluta pueda ser alcanzada por el conocimiento humano. Monoteísmo: Los cristianos apuestan por la existencia de un solo Dios. Creacionismo: Los griegos no aceptan que Dios pueda crear todo desde la nada. Dios omnipotente: El pensamiento griego era de un universo ordenado (cosmos), por lo que no aceptaban que hubiera un Dios omnipotente, pues esto implicaría que el universo funcionaría según sus caprichos (milagros). Por esto mismo, los pensamientos sobre la cercanía o lejanía de la razón y la fe van a sufrir una evolución que las considerará totalmente separadas en la época de los apologistas (fe y razón hablan de cosas distintas), irán juntándose en la Escuela de Alejandría (la filosofía puede ser utilizada para la defensa de la fe) hasta la época de San Agustín, y volverán a ir separándose primero con Tomás de Aquino (la razón es limitada), con Juan Duns Scotto más tarde (mediante la filosofía sólo se puede demostrar la existencia de Dios, pues el resto de verdades son superiores), y hasta la separación absoluta en el tiempo de Ockham (tienen objetivos distintos: la razón conocer, y la fe la salvación).

San Agustín, en el punto intermedio, opinaba que no hay conflicto entre la vía racional y la de la fe, ya que solo existe una verdad única, y lo que hay son dos vías distintas para alcanzarla: razón y fe.

2. Pensamiento

2.1. ANTROPOLOGÍA

Muy influido por Platón, San Agustín es también dualista. Considera al alma superior pero sin despreciar al cuerpo, también necesario. Los acontecimientos del exterior afectan al cuerpo, pero el alma no se ve afectada: simplemente percibe la afección del cuerpo, y como está presente por todo él, crea una representación. Mientras el cuerpo cambia en el tiempo y en el espacio, el alma sólo cambia en el tiempo, partiendo de una cierta ignorancia y obteniendo conocimiento poco a poco. Además, tiene 3 facultades: voluntad, memoria y entendimiento.

San Agustín también comulga con el Traduccionismo: Como heredamos las almas de nuestros antepasados, juntadas por Dios, también heredamos los fallos cometidos. Como consecuencia, todos hemos heredado el fallo que cometió Adán al pecar. Adán fue el único hombre que tuvo un alma pura, ya que el ser humano era bueno por naturaleza, pero éste la corrompió. Mediante el bautismo tratamos de limpiarla.

2.2. CONOCIMIENTO

Al igual que hizo Platón, lo divide en 2 tipos: sensible e intelectual.

El conocimiento sensible es el conocimiento del cuerpo. Son conocimientos mutables, cambiantes, no fiables. El conocimiento intelectual es el del alma. Son conocimientos superiores, verdades eternas, infinitas e inmutables, como las de la fe y las matemáticas. No provienen de nosotros, ya que somos inferiores a ellas, y para comprenderlas tenemos que creer que hay alguien superior que las ha puesto en nosotros: Dios.

2.3. DIOS

Para demostrar la existencia de Dios, San Agustín argumenta 3 razones:

Orden de la creación: El orden que percibimos en la vida tiene que haber sido establecido por alguien. La mayoría: Si durante tanto tiempo ha habido tantas civilizaciones que han creído en Dioses, no puede ser que todo el mundo esté equivocado. [Falacia]. Argumento de la causalidad: Las verdades infinitas, eternas, necesarias e inmutables que atribuye al conocimiento intelectual necesariamente han tenido que ser creadas por un ser superior, infinito, eterno e inmutable, ya que no se correspondería la relación causa-efecto si seres tan inferiores, contingentes y mutables como nosotros hubiéramos creado semejantes verdades. Otro autor posterior, San Anselmo, utilizará el argumento del insensato mediante la reducción al absurdo: La esencia de Dios implica su existencia, ya que el concepto “Dios” implica perfección, y entre las características de la perfección se encuentra la existencia: es más perfecto existir en el entendimiento y en la realidad que sólo en el entendimiento. Decir “Dios no existe” lleva al absurdo porque implica un Dios únicamente imaginado, un Dios imperfecto.

También Tomás de Aquino tratará de demostrarlo formulando 5 argumentos referidos a que [1] tuvo que haber un primer motor que iniciara el movimiento, a que [2] tuvo que haber una primera causa eficiente que haya provocado todo, a que [3] debió haber un tiempo en el que no había nada y en el que un ser necesario creó todo, a que [4] tiene que haber un ente sumamente perfecto al que aspiren el resto de perfecciones que conocemos, y a que [5] debe haber un ente inteligente que dirija y ordene la naturaleza.

Sin embargo, para poder aceptar todos estos argumentos, hay que aceptar también uno básico: que todo parte de un único principio: el UNO. Existen 2 teorías, entre las que San Agustín apoya la creacionista:

Emananismo: Del UNO emanan todas las cosas. No hay creación como tal, sino un creador expandido: Dios es por lo tanto el Universo. Como consecuencia, las leyes del mundo son las leyes que Dios se creó para sí mismo, y por lo tanto, no las puede modificar, pues se estaría contradiciendo. Creacionismo: El UNO crea las cosas. Hay una separación radical entre creador y creación. Dios creó el Universo ordenado (cosmos) como él quiso, por lo que no rigen las mismas leyes en ambos. Así, Dios es capaz de modificar el mundo.

2.4. MORAL

Sobre la moral, trata 3 temas fundamentales: la felicidad, la libertad, y el mal.

En cuanto a la felicidad, en aquella época la mayoría de los pensadores coinciden en que el objetivo del hombre es ser feliz, pero disienten en el camino a seguir para conseguir esa felicidad.

San Agustín, en su obra “De la vida feliz”, expone que aceptando que es feliz quien posee todos los bienes que desea, aceptamos también que no solo importa poseer esos bienes, sino además poseerlos eternamente. Por lo tanto, necesitamos bienes eternos y permanentes para ser felices. Como Dios es lo único eterno, inmutable, permanente, e infinito, debemos poseerle (buscarle durante la vida) para ser felices.

Otras corrientes, en cambio, optaban por otras vías para alcanzar la felicidad: Mientras Aristóteles decía que el camino es la obtención de conocimiento, los Estoicos pensaban que el hombre feliz es el hombre virtuoso. Los Epicúreos, en cambio, optaban por la dosificación de los placeres (físicos y espirituales).

En cuanto a la libertad, San Agustín dice que a lo largo de la historia, Dios le ha concedido al ser humano 2 dones:

El libre albedrío: Al contrario que al resto de los animales, que tienen una función determinada, al principio de los tiempos Dios le concedió al ser humano una voluntad indeterminada que le permitió elegir entre 2 caminos: el bien (lo que quiere Dios) o el mal (un querer propio). El primer hombre que pudo elegir fue Adán, y escogió el mal. Por lo tanto, siguiendo la tesis traduccionista, sabemos que su alma la hemos heredado todos, por lo que estamos condenados a no poder “no pecar”: tenemos una voluntad mutilada. La libertad: es el segundo don que Dios concede a algunos hombres tras haber desaprovechado el primero. Éste les permite 'no pecar'. Los hombres dotados son influenciados por Dios para que escojan el Bien, a pesar de que ellos piensen que es su propia voluntad la que les permite elegir. En cuanto al tema del mal, San Agustín distingue 2 tipos:

Mal Físico: Es el causado por factores naturales. Se debe a que el material con el que está hecha la Tierra es imperfecto. Mal Moral: Es el causado por las decisiones de los hombres. Se debe a que los hombres abusan del don del libre albedrío, y eligen mal. 2.5. FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

Este tema lo trata en su obra “La ciudad de Dios”. En contra de lo que parecía en aquella época, dice que la lucha histórica no es entre el Imperio Romano y los vándalos, sino entre “La ciudad de Dios” y “La ciudad Terrena”:

La ciudad de Dios: Son quienes aman a Dios por encima de todo. Sufren durante esta vida y obtienen su recompensa (la vida eterna) en la próxima. La ciudad Terrena: Son quienes imponen sus intereses personales por encima de Dios. Son premiados durante esta vida y castigados en la próxima (sin la vida eterna). Es decir, que dado su pasado maniqueísta, caracteriza la historia como un drama (buenos y malos); pero además introduce la idea de esperanza, ya que desea que al final de los tiempos gane “La ciudad de Dios”. Sin embargo, el peligro que se corría en la época era confundir las equivalencias [Ciudad de Dios = Iglesia] y [Ciudad Terrena = Estado], lo que implicaría un triunfo final de la Iglesia sobre el Estado. Sin embargo, San Agustín alega que en ambos estamentos (Iglesia y Estado) hay gente del lado contrario, por lo que no se puede hacer esta comparación.

2.6. POLÍTICA

No cree que ningún sistema (oligarquía, democracia... etc) sea mejor que otro. Dice que lo verdaderamente importante es que el Estado consiga la paz entre los súbditos (ciudadanos) como tarea prioritaria, y que distribuya equitativamente los bienes (a cada cual lo que le corresponde en función de su importancia) como tarea secundaria. Lo que diferencia a las dos ciudades a la hora de querer esa paz, es que los Estados de “La ciudad de Dios” la buscan como un medio para un fin superior (la salvación), mientras que los de “La Ciudad Terrena” la buscan como un fin en sí mismo (pervivencia de sus bienes y su integridad).

   
 
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