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La tecnología y la globalización.

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La unión entre la ciencia y la técnica hace aparecer el concepto de tecnología, dando a la técnica una independencia y seguridad que supone un método consciente de sus fundamentos.

Todos los creadores de la nueva ciencia fueron conscientes de su unión con la técnica: Bacon, Galileo, Gilbert, Descartes, Huygens, Hooke, Newton.

La primera máquina de conversión de energía fue la máquina de vapor atmosférico de Newcomen en 1712. Tenía una potencia de 5,5 caballos de fuerza, pero no se generalizó debido a sus defectos.

El segundo cambio en la conversión de energía, la máquina de Watt, en seguida fue reemplazada por otras, y así hasta nuestros días.

Se pone de manifiesto la ilimitada capacidad de la técnica contemporánea, como había afirmado Ortega y Gasset. Esta unión de la técnica con la ciencia ha dado paso al concepto de tecnología, para hacer referencia a una ciencia especial y concreta cuyo objeto de estudio es la acción y los resultados de la técnica.

Tiene un carácter especial porque su objeto de estudio son actos humanos repetibles a voluntad; las acciones técnicas que transforman la naturaleza en beneficio del ser humano.

La tecnología tutela a la técnica desde el punto de vista de la ciencia, designa los actos técnicos y sus fundamentos.

La revolución tecnológica, culmina en la revolución industrial. La sociedad industrial nace a mediados del siglo XVIII, cuando a raíz de la introducción de las máquinas en la producción, se pasa del trabajo manual al trabajo hecho a máquina; del taller a la fábrica.

Las máquinas sustituyen y amplifican el trabajo del ser humano.

La sociedad industrial se caracteriza por el consumo masivo que se manifiesta en claros ejemplos como el de la motorización. La difusión del automóvil, expresa el origen tecnológico del bienestar y la exigencia de un constante perfeccionamiento.

En la actualidad, el mayor desarrollo se encuentra en la tecnología de la información y de la comunicación. Vivimos en una sociedad informatizada, cuyas relaciones se han globalizado con redes telemáticas, especialmente por el creciente desarrollo de Internet.

El impacto de la tecnología en la sociedad no sólo ha traído como consecuencia hacer nuestra vida más cómoda sino que nos hace percibir el mundo de forma diferente.

No sólo en ámbitos científicos o ingenieriles, sino cada uno en particular, percibimos la realidad a través de máquinas y artefactos tanto el mundo exterior como el propio cuerpo. Nos concebimos a nosotros mismos como complejas máquinas físico-químicas con un cerebro que resulta ser análogo a un potente y complicado ordenador. Podemos notar esto en el tema de Conocimiento y lenguaje.

Hemos tomado a las máquinas como modelo desde la revolución industrial. Confiamos en la ciencia y la tecnología como los antiguos en Dios o el Estado.

Pero esta confianza ha comenzado a resquebrajarse desde el desastre de Hiroshima. Muchos científicos han alzado sus voces de alerta: El deterioro creciente de la naturaleza, la extinción de animales y plantes, las duras condiciones de vida, el hambre y la enfermedad del tercer mundo, etc.

Las opiniones están divididas: para unos la tecnología logrará solucionar estos problemas, para otros las nuevas tecnologías producirán un mayor deterioro y alienación social.

Por ejemplo Alvin Toffler en su exitoso libro, La tercera ola, cree que el desarrollo de la informática hará posible la democracia directa en la historia de la humanidad. Las tres olas representan las fases decisivas de evolución y progreso en la humanidad.

Según Toffler, la primera ola fue la de la revolución agrícola, la segunda la revolución industrial y la tercera corresponde a la revolución de la información del conocimiento; en su propio modo de expresión, el paso del músculo a la inteligencia.

"Internet abre oportunidades de educación y de negocios a todos. Gracias a Internet, un pequeño pueblo de agricultores de Perú vende sus verduras a Estados Unidos. Otro pueblecito de China, que se conecta por sistemas al margen de los oficiales, ha conseguido vender sus ajos a restaurantes de Alemania. La moraleja es que Internet da una oportunidad a los desheredados. Nunca había ocurrido antes". "Internet está creando micromercados con microcapitales. Ya no se necesitan muchos millones para crear un negocio. Éste es también un factor que favorece a las economías más pobres".

La opinión contraria la representa un famoso y reconocido autor actual, Theodore Roszak. En El culto a la información, ve en el desarrollo e implantación general de esta tecnología, una amenaza para la privacidad y una potenciación del Estado autoritario. Critica duramente el papel de la información y las computadoras en el mundo económico y social; estos conceptos sustituyen al de inteligencia humana. En su opinión, el hombre olvida que él mismo es el creador de esos potentes ordenadores.

Posiciones parecidas se mantienen respecto a la biotecnología del ADN recombinante. Para algunos con esta tecnología, será posible acabar con el hambre en el mundo mediante la creación de animales y plantas trasgénicos; por otro lado, las bacterias modificadas ayudarán a la solución de los problemas que plantean los residuos industriales y domésticos. Para otros, -en cambio-, este desarrollo necesita unas inversiones de tal magnitud que abrirán más la brecha entre ricos y pobres, y los organismos intervenidos aumentarán los desequilibrios ecológicos del planeta.

Otra voz crítica interesante es la de Neil Postman en su obra Tecnópolis, la rendición de la cultura a la tecnología, critica las horas que desperdician los niños ante el televisor sin apenas pensar; un mundo en el que se habla de paz y se arma a los ejércitos con instrumentos sofisticados y mortíferos cuya eficacia se mide en pérdida de vidas humanas; un mundo en el que muchos mueren de hambre y enfermedad, mientras otros viven en la abundancia y el precio del confort es la destrucción de la naturaleza.

Los problemas importantes son entre otros el poder de la información como factor de cambio social; pero estos problemas -afirma Postman-, ocultan los verdaderos: la soledad, el suicidio, los desastres ecológicos etc. Más matemática, ciencia u ordenadores no los resuelven.

El debate abierto en la sociedad, está presente en todos los foros; en las publicaciones de divulgación científica y en los medios de comunicación.

No hay cauces participativos que contribuyan a la focalización de la controversia social hacia un debate constructivo y abierto. Las actitudes rivales se exacerban respecto al mensaje de la ciencia y la tecnología en el mundo actual.

Democracia de derecho y tecnocracia de hecho. El gran público sigue sin capacidad de decisión sobre uno de los principales agentes del cambio social: la técnica y la tecnología. Ésta es pues una tarea abierta para las próximas generaciones.

   
 
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