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La prosa medieval

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([http://parnaseo.uv.es/Memorabilia/M5/corpusbibliogr.htm Corpus bibliográfico de la literatura sapiencial])
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La peculiar situación histórica de la Península (convivencia de tres culturas) hará que se conozcan muy tempranamente las colecciones de sentencias, de amplia popularidad en el mundo oriental, y que surjan aquí las primeras traducciones a una lengua occidental. No es tarea fácil precisar la fecha en que se comienza esta labor traductora, pero hay una cierta unanimidad entre los estudiosos en localizarlas en torno a los reinados de Fernando III y [[Alfonso X]]. Ante el éxito que tuvieron estas traslaciones, surgieron un gran número de textos adscritos a este género que no parecen ser traducciones -directas, al menos- de ningún original árabe. A principios del s. XIV la literatura sapiencial tanteó un nuevo camino con los ''[[Dichos de los Santos Padres]]'', de [[Pedro López Baeza]], que utiliza el esquema tradicional para introducir materiales cristianos.
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La peculiar situación histórica de la Península (convivencia de tres culturas) hará que se conozcan muy tempranamente las colecciones de sentencias, de amplia popularidad en el mundo oriental, y que surjan aquí las primeras traducciones a una lengua occidental. No es tarea fácil precisar la fecha en que se comienza esta labor traductora, pero hay una cierta unanimidad entre los estudiosos en localizarlas en torno a los reinados de Fernando III y [http://libros.dominiopublico.es/Alfonso_X_el_Sabio/index.html Alfonso X]. Ante el éxito que tuvieron estas traslaciones, surgieron un gran número de textos adscritos a este género que no parecen ser traducciones -directas, al menos- de ningún original árabe. A principios del s. XIV la literatura sapiencial tanteó un nuevo camino con los ''[[Dichos de los Santos Padres]]'', de [[Pedro López Baeza]], que utiliza el esquema tradicional para introducir materiales cristianos.
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Revisión de 18:00 1 dic 2006

Tabla de contenidos

La prosa hasta la primera mitad del siglo XIII

Como señala López Estrada, el comienzo de la prosa medieval viene impulsado por dos factores: el uso cada vez más creciente de la lengua vulgar en el verso y la necesidad, de orden práctico en un principio, de escribir fueros locales y documentos de poca trascendencia, que después revierte en el uso de la prosa vernácula. Por ello, no es de extrañar que el contenido de las primeras obras prosísticas en romance se adscriban a

La historiografía

En la primera mitad del siglo XIII los casos de historias romanceadas son todavía excepcionales ya que el gran corpus histórico se escribe en latín, que era la lengua culta de la época.

Entre las primeras muestras destacaremos:

  1. Los Anales navarro-aragoneses, que contienen la primera referencia española a la materia artúrica.
  2. El Liber regum que, escrito en romance navarro a finales del XII o comienzos del XIII, contiene una historia genealógica universal -sagrada y profana- más unas genealogías de los reyes godos y asturianos, de los jueces, condes y reyes de Castilla, de los reyes de Aragón, de los de Francia y del Cid. Su enorme difusión (fue usada como fuente histórica en poemas castellanos, por Rodrigo Jiménez de Rada para su De rebus Hispaniae, por Alfonso X para su Estoria de España y por Juan de Mena en su Laberinto de Fortuna) la convierte en la obra histórica más importante de este período, junto a la llamada

Como se puede ver, parece que la zona central de la Península se adelanta al resto en la utilización de la prosa romance. Las razones que pudieran explicar este hecho no están claras. En Castilla, a mediados del XII, también encontramos textos en prosa y romance, como el Fuero de Avilés y otros documentos notariales y jurídicos, pero -claro- su importancia para la historia de la literatura es infinitamente menor que la de los dos casos citados.


Para ampliar: FERNÁNDEZ-ORDÓÑEZ, Inés. De la historiografía fernandina a la alfonsina.


Otros géneros que empiezan a ser usados en castellano en esta época son:

La literatura religiosa

Su producción más importante en la primera mitad del s. XIII es la constituida por los romanceamientos bíblicos. Estas vulgarizaciones acaban imponiéndose cuando el latín deja de ser comprensible; no obstante, esta divulgación traía como secuelas la libre interpretación y una mayor facilidad para caer en la herejía. Estos romanceamientos son:

  1. La Fazienda de Ultramar.
  2. Las Biblias escurialenses

La literatura doctrinal

Este género tiene su origen en las numerosas instrucciones para confesores en latín. El que esta lengua se hiciera ininteligible para no pocos clérigos y la obligatoriedad de la confesión anual, dispuesta en el V Concilio lateranense, debió obligar a que se hicieran las correspondientes traducciones. De entre éstas destacaremos:

  1. Los Diez mandamientos, que es el más antiguo tratado de este tipo. Sirve de guía para indicar al sacerdote las preguntas que debe hacer al penitente. Es interesante porque desvela aspectos de la vida cotidiana.
  2. Disputa entre un cristiano y un judío, ejemplo de la corriente apologética, género especialmente cultivado por los conversos ya que conocían mejor los argumentos de la parte contraria. Sobre el género de la disputatio religiosa puede consultarse con provecho el siguiente artículo de Carlos Sáinz de la Maza De Pedro Alfonso a Abner-Alfonso: orto y cénit converso de la apologética antijudía medieval

La literatura sapiencial

(Corpus bibliográfico de la literatura sapiencial)

La peculiar situación histórica de la Península (convivencia de tres culturas) hará que se conozcan muy tempranamente las colecciones de sentencias, de amplia popularidad en el mundo oriental, y que surjan aquí las primeras traducciones a una lengua occidental. No es tarea fácil precisar la fecha en que se comienza esta labor traductora, pero hay una cierta unanimidad entre los estudiosos en localizarlas en torno a los reinados de Fernando III y Alfonso X. Ante el éxito que tuvieron estas traslaciones, surgieron un gran número de textos adscritos a este género que no parecen ser traducciones -directas, al menos- de ningún original árabe. A principios del s. XIV la literatura sapiencial tanteó un nuevo camino con los Dichos de los Santos Padres, de Pedro López Baeza, que utiliza el esquema tradicional para introducir materiales cristianos.

Características:

  1. Suelen poseer un prólogo que sirve como aglutinante del conjunto.
  2. El origen de estas sentencias normalmente está motivado por algún tópico del tipo “reunión de sabios”, “viaje hasta las fuentes de la sabiduría” o la mención al “libro perdido y por fin hallado”.
  3. Por cuestiones mnemotécnicas, estas sentencias suelen adoptar la forma de proverbios, aunque a veces aparecen a lo largo de un pequeño diálogo o de una anécdota.
  4. La sabiduría que pretenden transmitir estas colecciones es la aceptación voluntaria de lo inevitable.
  5. No se atribuyen las sentencias a sabios determinados.
  6. Muy pocas de ellas son bíblicas.

Ningún obstáculo hay, en principio, para que las mismas sentencias circulen en un contexto cristiano, árabe o judío. En las adaptaciones y nuevas compilaciones se percibe un mayor interés por los temas de gobierno, convirtiéndose -por tanto- en un speculum principis (sobre este tipo de literatura en la Edad Media puede consultarse el siguiente artículo de Rucquoi y Bizzarri). Así ocurre con el Libro de los doze sabios.

Otras obras pertenecientes a este género son:

- Flores de filosofía.

- Poridat de las poridades.

- Secreto de los secretos.

Orígenes de la prosa de ficción. El libro de cuentos

Durante la Edad Media el título más usado y significativo de este grupo genérico fue el de exemplo o enxiemplo. La enseñanza de éste procede de la semejanza y de la comparación, de manera que la obra ha de leerse entera para sacar de ella provecho y poderlo aplicar a los casos de la vida real.

Según Lomax, la evolución de las colecciones de exempla es la siguiente: comenzaron siendo libros de consulta escritos por clérigos para clérigos. Posteriormente, fueron adaptados por los clérigos para los seglares bien en forma de sermones, bien como lecturas piadosas. Finalmente, algunos seglares comienzan a escribir este tipo de obras para seglares (Don Juan Manuel y el Conde Lucanor).

Las características de este género son:

  1. Organización primitiva y desarrollo lineal de los argumentos por relación de causa-efecto hacia un fin determinado.
  2. El diálogo es escaso y secundario.
  3. Se escriben para un medio cortesano y testimonian la existencia de un público oyente (las menos veces, lector) de gente noble que está en condiciones de apreciar un grado más alto que el sencillo cuento folklórico.
  4. Suelen ser traducciones de obras orientales.

Estas colecciones no presentaban los cuentos de forma aislada, sino formando un conjunto unitario. Las principales técnicas de inserción de cuentos eran:

  1. El diálogo (Disciplina clericalis).
  2. La novela marco (conjunto narrativo compuesto por dos partes diferentes pero que guardan entre sí un vínculo fundamental: la narración principal y los cuentos narrados por distintos personajes: Calila y Dimna, Sendebar).
  3. Caja china (un personaje de la historia insertada cuenta un relato que a su vez contiene otro: hay casos en el Calila y Dimna).
  4. Ensartado (encadenamiento de cuentos con un protagonista único: hay casos en el Calila y Dimna).
  5. Marco dialogado (una serie de frases al principio y al final de la fábula sirven para diferenciar el mundo real del narrado).

No debemos creer, sin embargo, que el predominio de una técnica excluye el uso de las restantes. Muy al contrario, lo habitual es la coexistencia de varias en una misma obra.

Durante el reinado de Fernando III se inició una moda que favorecía el uso de la lengua vernácula en obras doctrinales, cuyo contenido se refiere a enseñanzas sobre la conducta humana y sus consecuencias morales, organizadas con un criterio elemental. En algunos de estos libros, la materia didáctica se encierra en un marco general. A este tipo de textos pertenece la Historia de la donzella Teodor, que cuenta con una amplísima tradición en la península. El origen del libro se encuentra en una de las narraciones de Las Mil y una noches y se viene aceptando que pudo ser traducido del castellano al árabe en la segunda mitad del siglo XIII. Pese a que en su fuente la doctrina islámica es muy importante para el desarrollo de la historia, su peculiar organización formal (preguntas-respuestas) permite su fácil adecuación a nuevos contextos culturales. Como el Sendebar, esta obra encubre un proceso iniciático.

La corte letrada de Alfonso X

(Para ampliar)

En 1256 una embajada de la ciudad-estado de Pisa ofrece a Alfonso X la corona del Sacro Imperio Romano Germánico. Como este honor era electivo, el rey castellano no ahorra esfuerzos y compromete todo su prestigio de monarca letrado y las finanzas del reino para hacerse con la dignidad imperial. Sólo desde este punto de vista puede comprenderse el impulso bélico ("cruzada africana", conquista de El Puerto de Santa María, ataque de Orán) e ilustrado que propicia. Éste podría resumirse de la siguiente manera:

Libros sapienciales

  1. Libro de los cien capítulos.
  2. Libro de los buenos proverbios.
  3. Bocados de oro o Bonium.

Los diálogos

Las primeras "disputas" se habían plasmado por escrito a lo largo de la centuria anterior y en verso. Ahora asistimos a un nuevo género en el que personajes cuidadosamente seleccionados debatirán sobre temas cruciales ante un auditorio muy similar al que es receptor originario de la obra.

  1. Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano.
  2. Historia de la donzella Teodor.
  3. Capítulo de Segundo filósofo

Obras legislativas

Cuando en 1252 Alfonso X llega al trono, tiene un reino que carecía de un ámbito jurídico común. Por eso, uno de los afanes permanentes del monarca fue subsanar esta situación.

La producción jurídica alfonsina se compone de cuatro obras:

  1. El Fuero Real
  2. El Espéculo
  3. El Setenario
  4. Las Siete Partidas.

Obras históricas

A ellas le debe su mayor prestigio. Su producción historiográfica está compuesta por dos títulos: la Estoria de España y la Grande e General Estoria.

  1. la Estoria de España se divide en cuatro grandes partes. La primera incluye una historia de Roma (los reyes medievales europeos se consideraban herederos del Imperio Romano); la segunda cuenta la historia de los reyes bárbaros y góticos (sus antecedentes en los reinos hispanos); la tercera es una historia del reino asturiano (desde donde comenzó la Reconquista), y la cuarta, del leonés y también castellano. Para su composición se usaron obras muy diversas.
  2. La General Estoria fue la gran obra de Alfonso X, ambicioso intento de una historia universal. Para su elaboración, toma como modelo los Cánones de Eusebio de Cesarea. Esto quiere decir que usó como eje la historia bíblica, en la que intercaló los sucesos históricos más importantes de las restantes culturas entonces documentadas. Para la confección de esta obra Alfonso X se valió de las fuentes más heterogéneas tanto cristianas como paganas. La obra no está completa ya que se interrumpe en la sexta parte (genealogía de la Virgen María, victoria de Julio César sobre Pompeyo, etc.).

Obras científicas

El concepto de científico es muy amplio en la Edad Media y no se ajusta en casi nada al moderno.

El interés de Alfonso X por la astrología le puso en contacto con sabios judíos y árabes, de quienes aprovechó sus traducciones latinas o encargó nuevas versiones romanceadas. Con ellas elabora textos como el Libro del saber de astrología, colección de tratados sobre temas astronómicos, o el Libro de la ochava esfera. También escribió tratados sobre instrumentos de medición o unas Tablas astronómicas, pues su objetivo era descubrir el porvenir -astrología judiciaria-. Por ello consultaba a sus estrelleros al tomar decisiones, lo que le valió el recelo y desconfianza de clérigos e intrigantes cortesanos. Se acercó a temas relacionados con la magia, en su Libro de las formas et de las imágenes o en su versión, parcialmente conservada, del Picatrix árabe. También debe reseñarse su Lapidario.

Obras de entretenimiento

No todo era estudio en la corte del rey Alfonso. El ocio encuentra su plasmado literario en el Libro de ajedrez, el Libro de los dados y el Libro de las tablas.

De Sancho IV a López de Ayala: la época de Don Juan Manuel

La llegada de Sancho IV (hijo menor de Alfonso X) al trono estuvo motivada, en parte, por el rechazo de un sector de la alta sociedad castellana a la política de Alfonso X y a su admiración por la cultura árabe y judía. Por ello, Sancho IV reaccionará contra estas tendencias, apoyado por su mujer, María de Molina. Esta actitud ortodoxa, acorde con el cristianismo y la moral conservadora se conoce como molinismo.

La época de Sancho IV fue casi tan activa en la composición de libros como la de su padre. Así, además de los Castigos y documentos del rey don Sancho (colección de sentencias e historias para la educación del príncipe heredero), promueve la traducción de dos grandes enciclopedias: el Libro del Tesoro, versión casi literal de Li livres dou tresor, de Brunetto Latini y el Lucidario, traducción muy libre del Elucidarius de Honorio de Autun.

Otras obras muy importantes de este período son la Gran conquista de Ultramar (historia novelesca de las Cruzadas) y, sobre todo, el Libro del cavallero Çifar, primer texto de caballerías hispánico.

El infante don Juan Manuel (1282-1348), sobrino de Alonso X, es el prosista de más personalidad en este siglo.

Su primer libro debió escribirlo entre 1320 y 1324: es la Crónica abreviada, resumen de una de las derivadas de las de Alfonso X. El Libro de los estados, escrito entre 1327 y 1332, es un desahogo de sus preocupaciones y amarguras. En él expone la realidad política y social de su tiempo.

Su obra más conocida es el Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor e de Patronio, compuesto en 1335. Consta de dos prólogos y cinco partes, la primera de las cuales es la más célebre por sus cincuenta y un ejemplos o cuentos, tomados de fuentes diversas: árabes, latinas o de crónicas castellanas.

Todas las narraciones de esta primera parte tienen la misma estructura:

Introducción: El Conde Lucanor tiene un problema y le pide consejo a Patronio.

Núcleo: Patronio cuenta un cuento que se asemeja al problema planteado.

Aplicación: Patronio aconseja la manera adecuada de solucionar el problema, en relación con el cuento narrado.

Moraleja: Se termina con dos versos en los que el autor resume la enseñanza de la narración.

Al canciller de Castilla, Pero López de Ayala (1332-1407), debemos la Crónica del rey don Pedro I, a la que siguieron las de Enrique II, Juan I y Enrique III. Son unas narraciones que presentan personajes y situaciones vividas por él, con puntos de vista y justificaciones de su actitud no siempre clara.

La prosa en el siglo XV

El esplendor de la primera mitad de esta centuria se centra en Enrique de Villena (1384-1434). Su texto más importante es Los doce trabajos de Hércules (1417), previamente escrito en catalán. Desde 1420 compone una serie de tratados, generalmente epístolas, a diversos personajes, como son el Tratado de la lepra (h. 1422), el Arte cisoria (1423), sobre el corte y presentación de manjares, el Tratado de la consolación [1424) y el Tratado de la fascinación o del aojamiento (1425). La producción de Enrique de Villena supuso una innovación en la prosa española, por su erudición y restauración de la sintaxis latinizante -imitadora de la latina-.

Género historiográfico

En él sobresalen:

a) El Victorial o Crónica de Pero Niño, escrita por su alférez, Gutierre Díez de Games. Narra las hazañas de este personaje, que encarga su propia historia.

b) Fernán Pérez de Guzmán (1378-1460), sobrino de Pero López de Ayala y señor de Batres. Es el primer autor de retratos en la literatura castellana, titulados Generaciones y semblanzas (1450). Recoge biografías de personajes ilustres contemporáneos o próximos en el tiempo.

c) Fernando del Pulgar (h.1430-1492), cronista de Enrique IV y de los Reyes Católicos, quien escribe otro libro de retratos: Claros varones de Castilla, a imitación de las Generaciones y Semblanzas.

La prosa doctrinal

A ella pertenece un tratado de Alfonso Martínez de Toledo (1398-1468), capellán de Juan II de Castilla y de Enrique IV, titulado Arcipreste de Talavera o Corbacho. Presenta cuatro partes: la primera se centra en una reprobación del amor mundano. La segunda ofrece como exempla estampas que imitan la realidad cotidiana y atraen por su frescura y costumbrismo. La tercera parte expone los tipos de hombres y prueba su tendencia a la lujuria, para concluir en una cuarta parte, que combate las creencias en hados y fortunas.

La ficción sentimental

El gallego Juan Rodríguez del Padrón nace a finales del siglo XIV y viaja por Europa, antes de tomar el hábito franciscano en 1441 en Jerusalén. La primera de sus obras es la más importante, por inaugurar el nuevo género de la ficción sentimental: se trata del Siervo libre de amor (1439). Con estilo latinizante narra, en su primera parte, cómo la amada desprecia al amante por confiar a un falso amigo su pasión. En la segunda, Entendimiento, personaje alegórico, disuade al protagonista de la idea del suicidio e introduce la estoria de de Ardanlier y Liesa, que termina con la muerte de ambos. En la tercera parte, el autor -solo y desesperado de amor- encuentra una extraña nave que lo aguarda.

La novela sentimental alcanza su mayor éxito con Diego de San Pedro y su Cárcel de amor, cuyo argumento es el siguiente: Leriano consigue del Autor que la princesa Laureola corresponda a su amor, respondiendo una carta suya. Denunciada a su padre, Laureola es condenada a muerte y salvada por Leriano, quien, al verse rechazado, se quita la vida bebiendo las cartas de su amada disueltas en veneno.

Los libros de caballerías

Este género se desarrolla paralelo al sentimental. Su cima es el Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo. A imitación de los libros artúricos, presenta una serie de aventuras caballerescas con magos, brujos, monstruos, islas desiertas y amoríos.

Bibliografía

DEYERMOND, Alan. La Edad Media (tomo I de Historia de la literatura española), Barcelona, Ariel, 1992.

GÓMEZ REDONDO, Fernando. Historia de la prosa medieval castellana. Tomo I, Madrid, Cátedra, 1998.

HARO CORTÉS, Marta. Los compendios de castigos del siglo XIII: Técnicas narrativas y contenido ético. Valencia, Universitat de València, 1995.

LÓPEZ ESTRADA, Francisco y LACARRA, María Jesús. Orígenes de la prosa, Madrid, Júcar, 1993.

RUBIO TOVAR, Joaquín. La prosa medieval, Madrid, Playor, 1982.

   
 
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