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Guerra de la Independencia

De Wikillerato

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El ejército francés al mando del mariscal Murat entró en España en 1808 y ocupó diversas ciudades estratégicas. Asustado, Godoy preparó el viaje de la familia real a Andalucía para embarcar a América en caso de peligro y la trasladó a Aranjuez. Las guerras y tratados con los franceses desataron la ira popular, manifestada en el Motín de Aranjuez (18 de marzo de 1808), instigado por la camarilla de nobles y clérigos absolutistas que rodeaban al príncipe heredero Fernando; el motín provocó la caída del valido y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.

Estos sucesos mostraban la crisis del Antiguo Régimen y la descomposición política de la monarquía borbónica; Napoleón, árbitro de la situación, decidió hacer de España un estado satélite de Francia. Carlos IV pidió ayuda al emperador francés, quién con engaños le atrajo a él y a Fernando VII a Bayona, donde obligó a ambos a abdicar en su persona, y nombró rey de España a su hermano José Bonaparte -abdicaciones de Bayona, abril de 1808-. José I convocó una asamblea de notables españoles, que firmaron el Estatuto de Bayona (julio de 1808), una carta otorgada de reformismo moderado, que establecía un régimen con soberanía real y Cortes estamentales, con algunos derechos individuales y libertades económicas, que no se puso en práctica por la guerra. La Junta de Gobierno que Fernando VII había dejado en Madrid estaba indecisa, ya que tenía instrucciones de colaborar con los franceses.

El levantamiento popular

El 2 de Mayo de 1808 se produjo el levantamiento espontáneo del pueblo de Madrid contra el invasor, molesto por los abusos de las tropas francesas. El motivo inmediato fue impedir la salida del Palacio de Oriente del resto de la familia real para ir a Bayona. Oficiales de artillería (Daoiz, Velarde y Ruiz), dieron armas a la gente. Murat reprimió el levantamiento con gran dureza. En los días siguientes, se extendió la insurrección por toda España, al unirse espontáneamente a la rebelión muchas ciudades y provincias.

Ante el vacío de poder creado por la ausencia de Fernando VII y la colaboración del Gobierno con los invasores, se formaron las Juntas de Defensa, organismos revolucionarios que surgieron espontáneamente y asumieron la soberanía para defender la independencia frente a los franceses. Primero fueron Locales y luego Provinciales (13), coordinadas por la Junta Central Suprema, establecida en Aranjuez y presidida por Floridablanca, que asumió la tarea de dirigir la guerra y gobernar el país en las zonas no ocupadas. Se trasladó más tarde a Sevilla siendo sustituida en 1810 por una Regencia que se estableció en Cádiz.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

La Guerra de la Independencia fue una guerra popular y de liberación nacional contra la dominación francesa. Es un fenómeno muy complejo. Fue un conflicto internacional, iniciado en 1792 en que participarán Inglaterra, Portugal y España contra Francia. La intervención del ejército inglés, dirigido por el duque de Wellington, fue decisiva. También fue una guerra civil. Ante la invasión francesa se observan dos actitudes de los españoles:

  • Los afrancesados: una minoría de intelectuales, altos funcionarios y nobles procedentes en su mayoría del Despotismo Ilustrado apoyó a José I y su gobierno tras las abdicaciones de Bayona. Aceptaron al nuevo monarca porque pensaban que así evitarían la guerra y que un poder fuerte frenaría los excesos revolucionarios y haría las reformas soñadas por los ilustrados para modernizar el país. No pueden ser tildados de antiespañoles, lo hicieron por el bien del país.</li>
  • El frente patriótico: la mayoría de la población se opuso a la invasión francesa reconociendo a Fernando VII como legítimo rey. Se observan diversas posturas ideológicas: Los ilustrados, como Jovellanos y Floridablanca, deseaban la vuelta del rey para continuar las reformas. Los liberales aspiraban a que la guerra permitiese hacer una revolución que transformase el Antiguo Régimen en un régimen liberal parlamentario, con una Constitución nueva. Los absolutistas (muchos nobles y clérigos) querían la vuelta al Antiguo Régimen; contaban con el apoyo de la mayor parte de las clases populares, en defensa de la tierra, la religión y el rey.</li>    
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