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La escultura egipcia.

De Wikillerato

Características generales

Las esculturas suelen ser en piedra, generalmente policromada, empleándose también metales y en ocasiones la madera. Los temas más representados son los dioses y los faraones con sus atributos (la doble corona, el cetro, el látigo, el úreus o serpiente sagrada sobre la frente).

La escultura egipcia está ligada a las prácticas funerarias. La mayoría de las esculturas ha sido hallada en tumbas y templos funerarios. La estatua era considerada el doble- ka- del difunto, su soporte material para garantizar la vida eterna en el caso de que el cuerpo momificado desapareciera.

Por eso es necesario que la representación de la figura sea total y que muestre sus partes más características. Esto obliga a determinados convencionalismos. La escultura está sujeta a unas reglas preestablecidas, regidas por la llamada ley de la frontalidad, representando la figura humana simultáneamente desde distintos puntos de vista: la cabeza de perfil, pero con el ojo de frente, el tronco de frente y las piernas de perfil. Las estatuas se muestran con la mirada alta y fija, su rostro no refleja sentimientos- hieratismo- y dan impresión de calma porque están totalmente inmóviles, sentadas o de pie, rígidas, con los brazos pegados al cuerpo y dispuestas en dos mitades simétricas a partir de un eje. Otro convencionalismo es el uso del color amarillo para las mujeres y rojo para los hombres. Los artistas tenían que conocer y seguir estas normas elaboradas por los sacerdotes.

También es necesario mantener la integridad de la figura y evitar roturas ya que el difunto sufriría la misma mutilación que su doble. De ahí la utilización de piedras duras y formas compactas, como la llamada estatua bloque, que junta el cuerpo, brazos y piernas para que no pudiera romperse con facilidad.

En los relieves son características la ausencia de perspectiva y la composición ordenada de escenas, lo que se ha relacionado con la influencia de la agricultura y el conocimiento de la geometría.

Escultura de bulto redondo

Busto de Nefertiti en el museo de Berlín.
Busto de Nefertiti en el museo de Berlín.

En el Imperio Antiguo (2700-2250 a. de C.) la escultura alcanzó gran perfección. Los rostros son retratos de gran naturalidad, llenos de vida. De la IV dinastía las mejores muestras son : la estatua funeraria sedente del faraón Kefren, las del faraón Micerinos y su esposa, las llamadas Triadas de Micerinos, entre la diosa Hathor y la diosa protectora del nomos y las estatuas sedentes de Rahotep y su esposa Nofret, procedentes de una tumba de Médium, en caliza policromada. La gran esfinge de Gizeh de 20 metros tiene el rostro del faraón Kefren.

De la V dinastía son el Escriba sentado del Museo del Louvre, en piedra caliza policromada, con ojos de cristal, que aparece en actitud de escribir con el punzón sobre el papiro y la del Cheik el Beled “ El Alcalde del Pueblo” , probablemente un sacerdote, con pupilas incrustadas. Ambos son personajes privados de gran realismo.

Las normas rígidas impuestas a las figuras de las clases sociales elevadas se relajaban o incluso desaparecían en los ushebti, pequeñas figuras de tierra cocida, piedra o madera policromada de sirvientes realizando las más variadas tareas- lavanderas, soldados, etc- que se colocaban en las tumbas para que sirvieran al difunto en el más allá.

Del Imperio Medio (2050-1800 a. de C.) son los colosos de Memnon y estatuas de los faraones Sesostris III y Amenofis III, muchas estatuas-cubo, en piedras duras.

En el Imperio Nuevo (1580- 1070 a. de C) se produjo una renovación artística durante el reinado del faraón Amenofis IV o Akhenaton de la XVIII dinastia (1352-1305 aC) que llevó a cabo una revolución monoteísta en su nueva capital, Tell el Amarna. El estilo de este periodo es muy realista; los rasgos fisicos se presentan con todo detalle, sin disimular los defectos, como en la estatua del rey con vientre y cabeza deformes y en el busto de Nefertiti, su esposa, encontrado en el taller del escultor Tutmosis, en caliza policromada, de una belleza exquisita y gran elegancia, que se halla en el Museo de Berlín.

A la muerte de Akhenaton se vuelve a los cánones clásicos, con una cierta idealización de las figuras.

Tras el imperio nuevo se desarrolla el retrato, con mayor realismo.

La escultura en relieve

Las primeras manifestaciones en el Egipto predinástico son las paletas votivas como las de Narmer, en esquisto, con relieves dispuestos en fajas superpuestas en los que aparece el faraón aplastando a sus enemigos.

Generalmente son bajorrelieves policromados, de extraordinaria calidad, que decoraban las paredes de las tumbas de personajes importantes y representaban escenas de la vida cotidiana del difunto o bien servían para decorar las fachadas y el interior de los templos contando historias de la vida de los dioses o escenas conmemorativas de las campañas militares del faraón. Son muy importantes los de Ramsés II del Imperio Nuevo.

Todos ellos están sometidos a convencionalismos y reglas fijas, salvo los relieves familiares que representan a Akhenaton y Nefertiti en los que aparecen ambos en gran intimidad y realismo.

   
 
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